Joaquín “El Chapo” Guzmán, el capo del narcotráfico más buscado de México, habría escapado montado en una motocicleta modificada o en uno de dos carros pequeños que ésta empujaba sobre unas vías de acero por un túnel de kilómetro y medio (una milla) de largo cavado exclusivamente para él.
Una visita que efectuaron el martes periodistas a la salida del túnel en una construcción tipo bodega que estaba sin terminar, cerca de la prisión en la que Guzmán estaba recluido, permitió un vistazo a los últimos metros que recorrió el jefe del cartel de Sinaloa para escapar por segunda vez de una prisión de máxima seguridad en México.
Los rieles sobre los que se desplazaba la motocicleta modificada terminan a dos o tres pasos de la base de una escalera de madera de 17 peldaños que habría tenido que subir a toda prisa.
El aire en el túnel está caliente y húmedo, y polvo fino cubre todo el lugar. Al llegar arriba, un escalón lleva a un pequeño sótano, en el que destaca un generador azul del tamaño de un vehículo compacto.
Después, a seis pasos, hay otra escalera. Hay que subir uno, dos, tres escalones. El aire se enrarece y la temperatura desciende 10 grados.
Cuatro, cinco, seis, el último peldaño. Un paso más y Guzmán llegó al piso polvoriento de lo que parece una bodega, donde el equipo de excavación abandonó vigas de madera de diez por diez centímetros (cuatro por cuatro pulgadas), rollos de malla de acero de 2.44 de alto (ocho pies), litros de fluido hidráulico, tramos de tubo PVC de tres metros de largo (10 pies) y una cortadora eléctrica de disco.
Siete pasos después, el hombre del que el Gobierno de México dijo que jamás repetiría su fuga de una prisión como hizo en 2001, salió por una puerta corrediza de acero hacia el exterior, en la noche fría en los alrededores de una llanura alta al oeste de la capital.